Para San
Blas, las cigüeñas verás
Debe ser cierto el refrán
porque ya los días empiezan a alargar sus luces y con ellas la llegada de la Primavera se nos antoja inmediata. Las aves
migratorias regresarán como de costumbre y vendrán acompañadas de las ilusiones
sembradas a la espera de florecer. El
nuevo ciclo vital empezará por la palabra y a ella nos acogeremos pidiendo al
santo protector de la misma fortaleza suficiente como para poderla esculpir sin esquirlas,
como cinceladas por la belleza de la pulcritud. En ellas, en las palabras, tanto
calladas como dichas, nuestro aliento se vestirá de grafías a las que poner nombres
y dedicatorias. Serán mecidas por las ilusiones que pautarán renglones sin márgenes
en el cuaderno de la vida que nosotros mismos diseñamos. Un cuaderno en el que
la portada hablará de quiénes somos y de cómo nos manifestamos ante los oídos
ajenos. Habrá que leer con detenimiento los ritmos de los silencios para trazar
las cursivas emociones que tímidamente renuncian a hacerse presentes. Serán
momentos de duda aquellos en los que la razón competirá con la locura y el
equilibrio será complicado de mantener. Guiones que no acaban de confeccionarse
para la comedia de la vida en la que nosotros mismos actuamos a cada paso. Y
todo habrá comenzado desde la palabra ´nacida del pensamiento, macerada en el
corazón y espoleada desde la garganta por el santo Blas. Supongo que la
constante ingesta anual de los ácimos en su honor tiene la culpa de que así
sea. Aquellos que puntualmente me eran traídos por los brazos del cariño y las
caricias de la fe. Podrán pasar de largo las cigüeñas para buscar otros nidos más
apetecibles en los que enramarse; podrán seguir las escarchas negándose a
abandonar a la estación del recogimiento para dar paso a la de la alegría; podrán
brotar del alma las burbujas de las emociones que todo lo inundarán con el
transcurso de los meses; sin embargo, nunca, por más que se empeñen, serán
capaces de enmudecer a nadie que haya sido capaz de probar los panecillos que
esta tarde , como todas las tardes de todos los treses de Febrero, serán
repartidos para alentar a los dudosos que no se atreven a hacer oír su voz y purgan
las consecuencias. Sea como sea, si los restos de la gripe me dan una tregua,
volveré a recogerlos para cuando me sean necesarios porque no hay nada que
ahogue más que las palabras no dichas.
Jesús (http://defrijan.bubok.es)
No hay comentarios:
Publicar un comentario